::Club Bolívar - Campeón Boliviano::

El árbitro Alejandro Mancilla mostró ayer ocho cartulinas amarillas, cuatro en cada bando. En el local fueron amonestados Ronald Rivero, Limbert Méndez, Vanderlei y Wálter Flores; en la visita, Isaías Dury, Óscar Díaz, Édgar Escalante y Rolando Rivero. 

Aquilino Villalba, del Santo, vio la roja directa. 

A propósito de la expulsión de Villalba, el paraguayo, al final del partido, no encontraba explicación a la tarjeta roja. Contó que en la jugada previa evidentemente cayó encima de Ronald Rivero, pero se sorprendió cuando el árbitro lo echó de manera directa. “Después de ver la tarjeta recién reaccioné”, contó. 

Por lo que contaron los propios jugadores del Santo, uno de ellos Luis Méndez, el juez consideró que Villalba había golpeado a Rivero en el piso y por eso lo echó. 

Tras esa jugada, el técnico de San José, Marcos Ferrufino, se enfrascó en un diálogo de varios minutos con el cuarto juez (Tito Argollo), tal vez en procura de recibir una explicación del proceder del juez central. Fue una de las pocas personas con las que Ferrufino debió de haber hablado ayer, pues desde hace un tiempo ya no concede declaraciones a la prensa de La Paz, porque seguramente le cuesta hacerse cargo de lo que dice y luego intenta desmentir. 

En nombre del juego limpio, Wálter Flores, de Bolívar, y Regis de Souza, de San José, intercambiaron insultos y golpes hacia el minuto 6 del complemento. En la jugada previa, Puma echó el balón fuera del campo, pero no se supo si lo hizo porque un compañero estaba en el piso o por la presión de los rivales. Los santos esperaron que tras el saque les entregaran el balón, lo que no sucedió. 

El volante brasileño Valdeir dejó el campo de juego, en el minuto 16 del segundo tiempo, con una sonora silbatina. Algo similar sucedió al final del encuentro cuando los jugadores y el cuerpo técnico se retiraron en el camarín. 

EL BLOOPER 

A los 44 minutos, el árbitro se dirigía al campo de juego de espaldas, por eso no se percató de que Ronald Puma se encontraba agachado, tropezó y cayó. En otras circunstancias, el incidente habría hecho reír a los asistentes, pero en ese momento los hinchas no estaban para ninguna broma. Para salir del paso, Mancilla se acercó a Puma para preguntarle cómo se encontraba. 

Con el de ayer son 12 los encuentros que terminan empatados entre ambos. De los 56 partidos que disputaron en la Liga en La Paz, 39 fueron para la Academia y cinco para los de la ciudad de Pagador. 

El enojo del hincha 

Varios hinchas de Bolívar que se ubicaron en la tribuna de preferencia despidieron al equipo con silbidos. Muchos se fueron de la cancha antes de que acabara el partido, otros prefirieron esperar hasta el final para reprobar la pobre propuesta de la Academia frente al Santo orureño. 

El técnico Néstor Clausen protestó en el segundo tiempo al considerar errada una decisión del árbitro. Alejandro Mancilla se le acercó y le llamó la atención. El DT argentino después no dijo nada y con el empate se fue triste.

Mancilla es algo aparatoso en sus movimientos, cuando cobra una falta o saca la tarjeta, o cuando corre. Ayer, con pasos largos, retrocedió y no se fijó en el defensor santo Ronald Puma, chocó con él y cayó al piso. Se paró rapidísimo.

Muy pocas veces, desde que se juegan torneos ligueros, Bolívar no anotó jugando como local frente a San José, como ayer ocurrió en Miraflores. En 52 encuentros disputados en La Paz solamente se registran seis casos: en 1987 (0-1), en 1992 (0-0 y 0-1), en 1995 (0-0), el 2004 (0-1) y la igualdad de ayer en el Hernando Siles.

Por disposición técnica, el uruguayo Ignacio Ithurralde no jugó ayer el partido y ni siquiera fue al banco de suplentes. El defensor no está jugando bien y está perdiendo la confianza de Néstor Clausen. Su lugar fue cubierto por Sergio Rivero, quien acaba de salir de una lesión y está un poco falto de ritmo.

El entrenador de Bolívar no analizó el partido y se disculpó ante el requerimiento de la prensa. Cabizbajo, lo único que dijo al salir del vestuario fue: “Jugamos mal, muy mal. Fue una falta de respeto al público y hacer declaraciones en caliente no tiene sentido. Como soy, no quiero hablar en caliente, discúlpame”.

“No jugamos bien y eso hay que reconocerlo. Si el técnico dijo que faltamos el respeto al público, sí y a nosotros mismos. Hablamos en el camarín y quedamos en corregir y mejorar. Fue una charla que quedará entre nosotros. Es que la gente mete presión y se torna difícil. Cuando el ambiente es caliente, es complicado que las cosas salgan bien. Duele el empate”.